PRONUNICAMIENTO DE LOS PROFESIONALES PARA QUE NO SE SIGA FLUORANDO EL AGUA
AGOSTO 9 DE 2007, Fluoride Action Network.
Los profesionales abajo firmantes provenimos de una gran diversidad de disciplinas pero todos tenemos un mismo interés: asegurar que las políticas gubernamentales en salud pública y medioambiente se tracen de manera honesta y se basen en las últimas investigaciones científicas y en principios éticos.
OCHO eventos recientes hacen urgente la acción para que no se siga fluorando el agua:
1. La publicación en 2006 de una revisión de 500 páginas sobre la toxicología del fluoruro por parte de un distinguido panel nombrado por el Consejo Nacional de Investigación Académica (NRC por su sigla en inglés, 2006). El informe del NRC concluyó que para la Agencia Estadounidense para la Protección del Medioambiente (EPA por su sigla en inglés) el nivel normal de fluoruro en el agua potable (es decir, la meta de nivel de contaminación máxima o MCLG por su sigla en inglés) de 4 partes por millón (ppm por su sigla en inglés) es inseguro y debe disminuirse. A pesar de más de 60 años de fluoración, el informe presentó muchas preguntas de investigación básica que no se han respondido. El panel revisó una gran cantidad de literatura en la que se asocia estadísticamente al fluoruro con una amplia gama de efectos adversos que incluyen un mayor riesgo de fractura de huesos, una disminución de la función tiroidea, una reducción en el cociente intelectual, la aparición de condiciones médicas similares a la artritis, la fluorosis dental y, probablemente, el osteosarcoma.
La ingesta diaria promedio de fluoruro (*) asociada a muchos de estos efectos adversos la alcanzan personas que consumen agua con niveles de concentración como los que se usan actualmente en la fluoración, especialmente los niños pequeños, los bebedores promedio de agua, los diabéticos, las personas con un funcionamiento pobre del riñón y otros subgrupos vulnerables. Por ejemplo, la ingesta promedio diaria de fluoruro asociada con un mal funcionamiento de la tiroides en personas con deficiencia de yodo (aproximadamente el 12% de la población estadounidense) la alcanzan niños pequeños con un consumo promedio de agua fluorada a 1 ppm y personas de cualquier edad o peso con un consumo de moderado a alto de agua fluorada. Llama especialmente la atención que en un estudio con animales en el que se les administró a ratones agua con un contenido de 1 ppm de fluoruro, su captación de aluminio en el cerebro fuera mayor y se formaran placas beta-amiloides, un marcador clásico de Alzheimer en los humanos. Considerado la variación sustancial en la ingesta de agua individual, la exposición al fluoruro proveniente de muchas otras fuentes, su acumulación en los huesos y otros tejidos calcificadores y la gran sensibilidad humana a las substancias tóxicas, la fluoración no proporciona NINGÚN margen de seguridad frente a muchos efectos adversos, especialmente en lo que tiene que ver con la disminución de la función tiroidea.
*Nota: La “ingesta diaria” tiene en cuenta el peso del individuo expuesto y se mide en miligramos de fluoruro por kilogramo de peso.
2. La evidencia proporcionada por los Centros Estadounidenses para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés) en 2005 demostró que el 32% de los niños estadounidenses padece de fluorosis dental, una decoloración y moteado anormal del esmalte. Esta condición irreversible es causada por el fluoruro. A los niños se les están administrando sobredosis de fluoruro, incluso en áreas no fluoradas, provenientes del agua, la pasta dentífrica, las comidas y las bebidas procesadas con agua fluorada y otras fuentes. El agua fluorada es la fuente más fácil de erradicar.
3. La política de la Asociación Dental Estadounidense modificada en noviembre de 2006, que recomienda que sólo los siguientes tipos de agua se usen para preparar fórmulas para niños en los primeros 12 meses de vida: “purificada, destilada, de-ionizada, desmineralizada o producida mediante ósmosis inversa.” Esta nueva política que se implementó para prevenir la ingestión de demasiado fluoruro por parte de los bebés y disminuir el riesgo de fluorosis dental excluye de manera clara el uso del agua del grifo fluorada. El costo de asumir esta recomendación, sobre todo para las familias de bajos ingresos, es de por sí una razón suficiente para que se detenga inmediatamente la fluoración. La fórmula hecha con el agua fluorada contiene 250 veces más fluoruro que el promedio de concentración de 0.004 ppm que se encuentra en la leche materna humana en áreas no fluoradas (Tabla 2-6, NRC, 2006).
4. La concesión del CDC, en 1999 y 2001, de que el beneficio principal del fluoruro es reducir la caries se deriva de su uso TÓPICO y no SISTÉMICO. Para reducir la caries, el fluoruro funciona desde el exterior del diente y no desde adentro del cuerpo. No tiene sentido ingerir fluoruro y exponer el resto del cuerpo a los riesgos de su ingestión a largo plazo, cuando la pasta dentífrica florada ya está disponible.
El mecanismo de acción tópica del fluoruro probablemente explica el hecho de que, desde los años 80, muchas investigaciones indican sólo una pequeña diferencia en la aparición de caries en las comunidades fluoradas y las no fluoradas (Leverett, 1982; Colquhoun, 1984; 1985 y 1987; Diesendorf, 1986; Gray, 1987; Brunelle y Carlos, 1990; Spencer, 1996; deLiefde, 1998; Locker, 1999; Armfield y Spencer, 2004; y Pizzo 2007 -ver citas). La pobreza es el factor más claramente asociado a la caries, no la falta de ingesta de fluoruro. Según la Organización Mundial de la Salud, la salud dental en los niños de 12 años en los países industrializados no fluorados es tan buena, sino mejor, que la de los países fluorados (Neurath, 2005).
5. En 2000, la publicación patrocinada por el gobierno de REINO UNIDO, “York Review”, la primera revisión científica sistemática de la fluoración, encontró que NINGUNO de los estudios que pretenden demostrar la eficacia de la fluoración para reducir la caries eran de estándar A, es decir, de “alta calidad, probablemente no prejuiciados” (McDonagh et al., 2000).
6. La publicación en mayo de 2006 de un estudio revisado por pares, un estudio de caso controlado de la Universidad de Harvard que encontró un aumento de 5 a 7 en el osteosarcoma (un cáncer de huesos frecuentemente fatal) en hombres jóvenes, asociado a la exposición a agua fluorada a sus 6, 7 y 8 años de edad (Bassin et al., 2006). Este estudio provocó un gran escándalo cuando el Asesor de Tesis de Elise Bassin, el Profesor Chester Douglass, fue acusado por el Grupo de Trabajo Medioambiental de intentar ocultar estos resultados por varios años (ver video). Aunque este estudio no demuestra que haya una relación entre la fluoración y el osteosarcoma que no deje ninguna duda, el peso de la evidencia y la importancia del riesgo llaman a que se considere seriamente.
7. La admisión por parte de las agencias federales, en respuesta a las preguntas formuladas por un subcomité del Congreso en 1999-2000, de que el nivel de deshecho industrial de los productos utilizados para fluorar más del 90% de las fuentes de agua potable de Estados Unidos (compuestos de fluorosicatos) nunca se ha sometido a pruebas toxicológicas ni ha recibido la aprobación de FDA para ingestión humana (Fox, 1999; Hazan, 2000; Plaisier, 2000; Thurnau, 2000).
8. La publicación en 2004 de “La decepción del fluoruro” de Christopher Bryson. Este libro, basado en una meticulosa investigación, muestra que los intereses industriales, preocupados por las obligaciones en torno a la polución por fluoruro y la salud de los trabajadores, jugaron un importante papel en la promoción temprana de la fluoración. Bryson también hace una detallada cuenta de los científicos que fueron amenazados por expresar sus preocupaciones sobre la seguridad y/o eficacia de la fluoración (ver la entrevista a Bryson).
Llamamos a los Congresistas (y a los legisladores en otros países fluorados) a que promuevan una nueva audiencia del Congreso (o del Parlamento) en torno al tema de la fluoración para que las agencias gubernamentales que siguen apoyando el procedimiento, particularmente la División de Salud Oral del CDC, se vean obligadas a demostrar la base científica que sustenta la promoción continuada de la fluoración. Debe interrogárseles bajo la gravedad de juramento para que el público se entere de la verdad sobre esta anticuada y dañina práctica.
Llamamos a todos los profesionales médicos y dentales, a los miembros de departamentos de agua, a los funcionarios locales, a las organizaciones de salud pública, a los grupos que trabajan en medioambiente y a los medios de comunicación a que examinen la nueva documentación que demuestra que el agua fluorada es ineficaz y plantea graves riesgos para la salud. Ya no es aceptable simplemente confiar en los endosos de agencias que continúan ignorando la gran cantidad de evidencia científica en esta materia, sobre todo las extensas citas en el informe del NRC (2006) que se mencionó más arriba.
Los millones de dólares que ahora se están gastando en equipos, químicos, monitoreo y promoción de la fluoración podrían invertirse mucho mejor en educación en nutrición y cuidado dental especialmente dirigidos a familias de bajos ingresos. La gran mayoría de naciones iluminadas ya lo ha hecho (ver las declaraciones).
Este el momento para que Estados Unidos y los pocos países que todavía fluoran el agua, reconozcan que la fluoración es anticuada, plantea riesgos que pesan mucho más que los beneficios menores que ofrece, viola cualquier ética médica y niega la libre opción. La fluoración debe terminar ya.